4 estrategias para cuando sientas que no puedes hacer frente

Hay una sensación horrible que quizá conozcas. Viene en diferentes formas. Hace surgir diferentes pensamientos e historias. Y puede ser sutil a veces e intenso otras. Es la sensación de que no puedes hacer frente a la situación.

Sea cual sea la lucha a la que nos enfrentemos, sea cual sea la situación a la que nos enfrentemos, a veces no podemos ver el lado bueno. Es un sentimiento horrible y puede dejarnos impotentes y sin esperanza. Pero hay cosas que podemos hacer al respecto. Aquí están:

Primero, empecemos con las malas noticias: Estamos en una situación trágica. Cuando más necesitamos el amor, la única persona que podría dárnoslo a menudo decide enfrentarse a nosotros con críticas e insultos. Pero antes de que te enfades con esa persona, espera un segundo… Porque esa persona eres tú. No añadas otra ronda de autocrítica sólo porque no te estás tratando bien.

En nuestros momentos más terribles, lo que más necesitamos es hacernos amigos de nosotros mismos. Necesitamos darnos cuenta de que ese sentimiento horrible que tenemos (del que hablaba en la introducción de este post), no es exclusivo de nosotros. Es un sentimiento tan común y fundamentalmente humano que todas las personas de este planeta lo conocen (excepto un puñado de psicópatas, hay que reconocerlo).

En esos momentos de mayor ansiedad o de menor ánimo, darse cuenta de que no eres el único que se siente así es el primer paso. Lo siguiente es ser amable contigo mismo y tratarte bien. Imagina que eres tu propio mejor amigo y trátate en consecuencia. Asegúrate de no castigarte con dureza, sino de enfrentarte a este horrible sentimiento con la actitud cariñosa que necesitas en este momento.

Enfócate

Siguiente: Enciérrate.

No, no te estoy recomendando que te encierres en una habitación como harían tus padres. Esto no es un castigo. Más bien, el enraizamiento significa entrar en contacto con tus cinco sentidos y desplazar tu atención de los pensamientos a tus sensaciones y otras experiencias sensuales.

En cierto modo, te enraizas en el momento presente como un pararrayos en una casa. Al igual que un rayo, los pensamientos desagradables y repetitivos pueden surgir de la nada. Pero al centrarte en tus sensaciones y en tus otros sentidos, los pensamientos pueden dejarse ir. No hay necesidad de insistir en ellos.

La conexión a tierra puede hacerse de diferentes maneras. Normalmente implica conectar con cada uno de tus sentidos. Por ejemplo, puedes empezar escuchando cinco sonidos diferentes. A continuación, toca cinco cosas diferentes y presta la debida atención a las sensaciones que esto te produce. A continuación, busca cinco cosas que puedas ver. Y si eres realmente ambicioso, también puedes intentar encontrar cinco cosas que puedas saborear y oler. Luego sigues con una ronda más, esta vez encontrando cuatro cosas con cada sentido. Luego tres. Dos. Finalmente, una. Lo que hace esto es activar tu sistema nervioso para-simpático, que es el responsable de calmarte. En lugar de ir a toda velocidad, a tu sistema nervioso le resultará más fácil poner el pie en el freno. Es ideal para los momentos de ansiedad intensa. Incluso durante los ataques de pánico esta técnica puede ser útil.

¡Escribe!

Para algunos de nosotros, escribir es una gran salida. Aunque puede no ser la mejor estrategia si estás en medio de un ataque total, puede ser una forma fantástica de lidiar con los recuerdos negativos. Pero la escritura debe hacerse de la manera correcta. Las personas que hablan de las cosas una y otra vez de la misma manera no suelen mejorar. Lo mismo ocurre si siempre escribes sobre las cosas de la misma manera.

La forma de beneficiarse de la escritura es centrándose en cómo se puede extraer un significado de la experiencia. James Pennebaker, un conocido psicólogo social, demostró en una serie de estudios lo beneficioso que puede ser escribir. Por lo general, pedía a sus participantes en la investigación que escribieran durante veinte minutos, cuatro días seguidos. Y utilizaba indicaciones como ésta:

Escribe sobre tus pensamientos y sentimientos más profundos acerca del trauma o la agitación emocional que más ha influido en tu vida. Al escribir, déjate llevar y explora realmente este acontecimiento y cómo te ha afectado. Hoy puede ser beneficioso escribir simplemente sobre el acontecimiento en sí, cómo te sentías cuando ocurría y cómo te sientes ahora.

Al escribir sobre tu trastorno, puedes empezar a relacionarlo con otras partes de tu vida. Por ejemplo, ¿cómo se relaciona con su infancia y sus relaciones con sus padres y familiares cercanos? ¿Cómo se relaciona el acontecimiento con las personas a las que más has querido, temido o con las que te has enfadado? ¿Cómo se relaciona este trastorno con tu vida actual: tus amigos y tu familia, tu trabajo y tu lugar en la vida? Y, sobre todo, ¿cómo se relaciona este acontecimiento con lo que has sido en el pasado, con lo que te gustaría ser en el futuro y con lo que eres ahora?

Tiene sentido actuar con precaución cuando se trata de experiencias traumáticas graves. Y a veces nuestros pensamientos negativos no tienen que ver con el pasado en absoluto, sino que se refieren al futuro. Pero la escritura puede ser, para muchas personas y en muchos casos, una herramienta realmente útil.

Distráete

Terminemos con la estrategia más obvia (es obvia pero importante, así que tened paciencia conmigo). A veces -cuando las cosas son realmente horribles- lo mejor es tratar de alejar la mente del estrés por completo.

Pero no todas las formas de distraerse son buenas para ti. Fumar, ir de compras, beber y comer compulsivamente son estrategias clásicas que la gente utiliza. Pero éstas no sólo te perjudican a largo plazo, sino que además te hacen sentir mal contigo mismo poco después. ¿Quién se ha despertado alguna vez feliz después de un día de beber en exceso? ¿O se ha ido a dormir contento después de una sesión de atracones?

Cuando te distraigas, hazlo bien: Salga a correr, lea un libro, llame a un amigo. Limpia tu apartamento, haz ejercicio, mira la televisión si es necesario. Ayuda en un refugio para indigentes, canta en un coro, haz algún trabajo. Cualquier cosa que aleje tu mente de los pensamientos servirá.

Así que cuando este sentimiento surja de nuevo, ahora tienes algunas opciones para elegir. Prueba cuál es la que mejor te funciona. Combínalas si lo necesitas. Y hagas lo que hagas, recuerda esto: Aunque la sensación sea horrible, no estás indefenso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.